Cuando conozco a un niño como tu, investigo que es lo que le gusta, como llamar su atención, cuales son las palabras que dice o como pide sin decir nada…no le doy lo que creo que le gusta o lo que le motiva a otros niños de su edad si no lo que parece que le llama la atención a él, lo que mira muy atento…
Hacemos un camino juntos de irnos conociendo en el que él quizás no me mire o no preste atención a las cosas que yo le enseño…. Y eso me hace darme cuenta de que no he “investigado” lo suficiente o que no voy por el camino que me lleve hasta él y he de cambiar mi dirección para poder alcanzarle. Lo importante es que no me rinda porque siempre hay lazos que unen a las personas para encontrarse, pero hay que esforzarse para continuar el camino, ya que a veces es un camino de fondo
Cuando me estoy acercando a él, pasa algo mágico y es que… ¡por fin me mira! y, porque él quiere, no porque yo se lo diga… y en ese momento se que está aquí conmigo porque por fin se que sabe que estoy con él. Muchas personas le obligan a que les mire, pero no se dan cuenta de que eso no le esta enseñando nada porque es una obligación….y las cosas más hermosas de la vida lo son porque no las pedimos nos las dan….
Después empieza a querer comunicarse a querer conseguir cosas de las personas que le quieren, a jugar, a divertirse….por fin hay momentos que se que estás aquí con nosotros; unir dos mundos tan dispares parecía una utopía, hasta que surge la magia y su mundo se acerca al nuestro, pero siempre cuando él lo decide, cuando está preparado …
Cristina Sainz González