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El vínculo de apego


Muchos de vosotros,  al leer  en algún libro sobre psicología o educación, y  al haberos topado con el concepto  de vínculo de apego, os habréis preguntado: ¿Qué es?
Es un vínculo afectivo que conlleva hablar de amor, seguridad, necesidad de contacto, confianza, unión y ¿Dependencia?
Cuando hablo de “dependencia” quiero expresar la necesidad de que haya alguien a tu lado para descubrir  las cosas que nos rodean.  Que sea un acompañante.
Hemos de saber  que si el niño tiene una dependencia absoluta  de la madre, este nunca podrá explorar y siempre se quedaría con la madre.  No hay que caer en la sobreprotección.  Si ocurre esto, el niño no podrá  ir desarrollando la autonomía que se supone. Debe generarse una independencia y para ello, es muy importante el papel mediador de la madre.
La capacidad mediadora de la madre junto con la del padre  serán las que doten de una mayor o menor seguridad emocional  (apego) al hijo, que será indispensable para el buen desarrollo de su personalidad.
La capacidad que los padres tengan de darle las respuestas que  su hijo demanda, determinará  la seguridad  o  la ansiedad en el niño.
 Dotar al niño de esta seguridad emocional  hará que el niño se sienta aceptado y protegido. A partir de aquí el niño explorará con una seguridad que le dará libertad de movimientos. Sin ella, al niño le falta una herramienta básica para manejarse en las relaciones sociales que le acompañarán durante toda su vida.
Más adelante, si las respuestas han sido las correctas, la seguridad y la confianza se apoderan de los niños. Con ello, el niño explorará con tranquilidad
Si, por otro lado, las respuestas que se dan son la aplicación sistemática de castigos crea personalidades temerosas y ansiosas. Hay una creencia  de que el castigo es eficaz como herramienta de control. En todo Occidente, y en nuestro caso España, es una generalidad que  se da a todas horas, minutos y segundos. Pero, lejos de esta realidad, el castigo es un generador de ansiedad, resentimiento y odio.  Con él, privamos al niño de la seguridad emocional de la que estamos hablando.

                                                                                                          Borja Quicios Abergel

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